El escriba Valdemir Mota de Menezes he leído este
artículo sobre las costumbres orientales en el trabajo: Usos y Costumbres de las
Tierras de la Biblia de Wight Fred
MEDICOS
Doctores entre los orientales de hoy. Los orientales tienen dos nombres para los que se dedican a curar. Le
llaman el .hombre sabio. también lo denominan con la palabra "santo".
El primer título indica la inteligencia que ellos piensan le es necesaria; y el
segundo muestra su creencia de que un hombre santo tiene poder de Dios para
sanarnos. A menudo llaman a los doctores uno tras otro, lo que nos recuerda de
la pobre mujer quien "había
sufrido mucho de muchos médicos" (Marc. 5:26),
antes de ser curada por Jesús. Las enfermedades más comunes que sufre el pueblo
oriental incluyen infecciones oculares, enfermedades de la piel, tisis, y
fiebres maláricas y de tifoidea. Los orientales tienen un proverbio que
enfatiza la importancia que dan a la fe: "Tened fe aun cuando sea en una
piedra, y os recobraréis". Ellos tienen la grande convicción que aun
cuando lo creen una obligación usar los medios a su alcance, el poder real para
curar, es divino.
Doctores en tiempos del Antiguo Testamento. Doctores ha habido desde los más
antiguos tiempos bíblicos. El Código de Hamurabí, bajo el cual creció
Abrahán cuando era joven en Babilonia, especifica que un cirujano que debía
operar el ojo de un hombre usando un bisturí de cobre, y si el hombre operado
perdía el ojo a causa de la mala operación, entonces el ojo del doctor sería
sacado con un bisturí de cobre. Job habla de "médicos nulos" (Job.
13:4), cuando se refería a sus amigos que pretendían consolarle.
La ley de Moisés contenía una ordenanza que prevenía que un hombre herido
en riña debía ser retribuido de su tiempo perdido por quien resultara
responsable de sus heridas, y añade "Y hará que le curen. (Ex. 21:19). La
circuncisión era una operación de cirujano. El escritor sagrado dice que el rey
Asa puso su confianza en los médicos en lugar de ponerla en Dios, cuando él
dice: "y el año treinta y
nueve de su reinado enfermó el rey Asa de los pies para arriba, y en su
enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos. Y durmió Asa con sus padres. (2 Cron. 16:12, 13).
Los doctores del Nuevo Testamento.
En tiempos del Nuevo Testamento había muchos médicos, entre ellos, sin
duda, muchos que no valían ni el nombre. En lo que concierne a la pobre mujer
que había ido a muchos médicos, Marcos nos dice: "Y nada había aprovechado, antes le iba peor. (Marc. 5:26), indicando que los médicos le habían hecho mal en vez de
ayudarle. Pero había médicos cuya práctica era sincera, y Lucas era un
ejemplo notable. En su Epístola a los Colosenses Pablo le llama: "Lucas, el médico amado" (Col. 4:14). En las ruinas de la ciudad de Pompeya se encontró un equipo
médico tan bueno como los mejores que usan las eminencias médicas actualmente.
La Biblia reconoce la existencia de los médicos, pero no los coloca en un lugar
prominente. El depender de Dios para sanar las enfermedades se enfatiza tanto
en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. (Véase, Enfermedades en las Tierras
Bíblicas, Cap. 16).